Resumen
Este trabajo tiene como objetivo describir al movimiento Scout poniéndolo en perspectiva con la educación no formal. Al analizar la educación no formal podemos observar distintas características que dan cuenta del nivel de formalidad de este tipo de educación. Esto nos ayuda a poder distinguir la triada Educación formal-no formal-informal; y especialmente de la educación formal de la educación no formal.
Contrastando las características de la no formalidad podremos encontrar elementos del scoutismo que dan cuenta de ello. Pero si ahondamos un poco más podemos descubrir que la educación popular, propia de la no formalidad, se asemeja a las tendencias educativas y a las propuestas metodológicas que el Movimiento Scout promueve.
En una búsqueda y descripción de las variables observaremos que tan plausible son las comparaciones y semejanzas en las características de cada caso.
Palabras clave: educación no formal, scoutismo, educación, educación popular, movimiento scout
Introducción al Movimiento Scout
El movimiento Scout tiene su nacimiento en 1907 a manos de su fundador Robert Stephenson Smith Baden-Powell of Gilwell en Inglaterra. Al día de hoy a nivel mundial se encuentran afiliados más de 57 millones de scouts y personas voluntarias con 172 organizaciones nacionales adheridas a la Asociación Mundial del Movimiento Scout según la página oficial de la Organización Mundial del Movimiento Scout.
Desde sus inicios el movimiento encuentra sus recursos y herramientas en la educación, por un lado, de jóvenes como protagonistas y de jóvenes, adultas y adultos como educadores. Esta actividad se presenta como una alternativa a la educación impartida por la escuela, sin querer reemplazarla, pero sí ofreciendo variantes que permitían revalorizar el aprendizaje y el espacio del joven como sujeto y ciudadano en un contexto determinado.
Argentina conforma una de las 172 organizaciones que se han adherido a la O. M. M. S. y su carácter legal es el de Scouts de Argentina Asociación Civil. Lo que comúnmente conocemos como S.A.A.C. que fue fundada en 1996 pero la existencia del movimiento scout en Argentina data desde 1908 y de manera institucionalizada desde 1912 (con Arturo Penny y Francisco Moreno como protagonistas de los dos hechos mencionados respectivamente).
Actualmente 75 mil miembros forman parte de S. A. A. C. (conformado por protagonistas de entre 5 y 22 años más los y las educadores voluntarios) y más de mil son los grupos que existen a lo largo y ancho del país adheridos a la respectiva asociación. Dentro de sus definiciones como organización sin fines de lucro, ofrece actividades con fines educativos a partir de un sistema de educación no formal.
La educación no formal
La denominación ‘educación no formal’ tiene su surgimiento a finales de la década del ’60 en una conferencia internacional sobre la crisis en educación donde se menciona la necesidad de buscar alternativas a la educación convencional. En este sentido se establecen los términos educación informal y educación no formal.
En el documento de Educación No Formal ofrecido por UNEVOC en conjunto con UNESCO (2006) el licenciado Jorge Camors cita a Coombs y Ahmed que en 1974 proponen la distinción entre no formal e informal y definen a la no formalidad como «toda actividad organizada, sistemática, educativa, realizada fuera del marco del sistema oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizaje a subgrupos particulares de la población, tanto adultos como niños.» (p. 23)
De esta forma intentan proponer una manera de pensar a la educación desde una función significativa y social que contextualice ese aprendizaje situándolo en un lugar determinado.
La educación no formal se compone en sí misma por prácticas educativas sistematizadas pero que no se compone de un currículum secuenciado y prolongado en un largo plazo. Por el contrario, su propuesta se focaliza en la necesidad de un público puntual. Esta sistematización se caracteriza por su flexibilidad y la intención de un trabajo en plazos cortos. Además de la flexibilidad cuenta también con una libertad que da espacio a la versatilidad en relación a las formas para operar o llevar a cabo cada propuesta.
Por último, cabe destacar el rol de la educación no formal en el marco de la Ley Nacional de Educación N°26206 en diversos artículos. Estos artículos entre otras cosas, implican la articulación de los diversos gobiernos en sus diversos estamentos la gestión con organismos gubernamentales, la utilización de los espacios de educación no formal como puentes para la revinculación escolar, la importancia de estos espacios atendiendo a la población de mujeres, a personas privadas de su libertad. También en su función como educación a distancia para propiciar la integración escolar. Y por último un título especial para la educación no formal (el número IX) con objetivos específicos que los gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deben cumplir.
La educación no formal en Scouts de Argentina
El movimiento scout adopta la forma de la educación no formal, pero también podemos encontrar muchos puntos de encuentro con la educación formal. Sirvent (2006) propone una forma de abordaje y menciona estos encuentros como ‘grados de formalización’ que nos permite interpretar a través de las distintas características el tipo de educación por más elementos compartidos que tenga entre una y otra. Así podemos descubrir y describir la complejidad educativa en la que se enmarca la actividad.
En ese mismo sentido Sirvent distingue tres dimensiones sobre las que se puede interpretar los grados de formalización. Estas dimensiones son:
- Dimensión sociopolítica (considera la inclusión de la actividad en relación al plano estatal, incluyendo las políticas públicas, normas, estatuto y reglamento).
- Dimensión institucional (contexto/marco institucional donde se desarrolla, tipo de institución, fines y objetivos).
- Dimensión del espacio de enseñanza y aprendizaje (triada que sucede entre el espacio educativo, quien educa y quien recibe el contenido)
Trilla (1993) define determinadas características de la educación no formal que podemos contrastarlas en relación a la práctica de las actividades que el scoutismo propone.
Método, finalidades y funciones
En el caso del scoutismo si lo comparamos con lo propuesto por Trilla (1993) anteriormente observamos que tiene una metodología predeterminada y sistematizada. Esto se da mediante el método scout que es un sistema de auto-educación que permite el aprendizaje en el trabajo a través de pequeños grupos, la responsabilidad siempre teniendo en cuenta la Ley Scout y la Promesa con el acompañamiento de un adulto. El adulto en este caso es voluntario y tiene que realizar una determinada formación para poder trabajar en algunas situaciones puntuales (campamentos, salidas, etc.) con los protagonistas. Quien ejerce el rol de educador/a suele ser mayor a 21 años, pero hay casos de quienes comienzan a los 18. Esto se da ya que las y los protagonistas tienen edades desde los 6 a los 22 años (divididos en distintos grupos etarios de 6 a 10, de 10 a 14, de 14 a 18 y de 18 a 22).
Contenido
En relación al contenido todo se encuentra enmarcado dentro de la Ley Scout:
El/La Scout ama a Dios y vive plenamente su Fe.
El/La Scout es leal y digno/a de toda confianza.
El/La Scout es generoso/a, cortés y solidario/a.
El/La Scout es respetuoso/a y hermano/a de todos.
El/La Scout defiende y valora la familia.
El/La Scout ama y defiende la vida y la naturaleza.
El/La Scout sabe obedecer, elige y actúa con responsabilidad.
El/La Scout es optimista aún en las dificultades.
El/La Scout es económico/a, trabajador/a y respetuoso/a del bien ajeno.
El/La Scout es puro/a y lleva una vida sana.
Y además sobre la también ya mencionada Promesa Scout:
Yo (…), por mi honor PROMETO hacer cuanto de mí dependa para cumplir mis deberes para con Dios, la Patria, con los demás y conmigo mismo, ayudar al prójimo y vivir la Ley Scout (la promesa puede variar según la confesión religiosa de la persona a formularla).
Pero además existe el libro ‘Escultismo para muchachos’ escrito en 1908 por el fundador del movimiento scout que al comienzo surgió como una serie de entregas quincenales de 70 páginas cada una siendo en total seis entregas para luego compilarlas en un libro.
Dicho esto, es importante aclarar que el contenido es tan abarcativo como personas participen del movimiento ya que la progresión personal de las y los protagonistas y de los educadores permite trabajar cualquier tema dentro de las posibilidades de quien quiera abarcarlo trabajando y buscando sinodales y especialistas.
Gestión, educadores y protagonistas
En relación a la gestión podemos pensarlo dividiendo los distintos estamentos. Internacionalmente, Scouts de Argentina Asociación Civil responde a la Organización Mundial del Movimiento Scout y gestiona a nivel nacional. Pero para un alcance más certero de las políticas eligen directores zonales las cuales abarcan varios distritos. Las zonas también gestionan a niveles regionales con trabajos en conjuntos con los distritos (pueden pertenecer a un mismo municipio o varios, dependiendo la zona del país y de las cantidades de grupos). Y a su vez el grupo scout también puede y debe gestionar, pero siempre respondiendo a S.A.A.C. como responsable legal de las diferentes actividades. La gestión varía desde los educadores, representantes, familias y activos materiales que los grupos, distritos y zonas poseen.
De la misma forma las ramas y los pequeños grupos dentro de ellas gestionan sus inventarios, las personas que la conforman y el trazado de metas y objetivos. Esto se logra a través del uso de organismos de gobierno de rama donde todas y todos tienen diferentes espacios de participación con voz y voto.
Financiamiento y costos
En financiamiento y costos sucede algo similar a lo que vimos en la gestión. La diferencia es que existe una obligación de los afiliados de pagar dicha afiliación que además de un seguro para las actividades se paga, entre otras cosas la afiliación a la O.M.M.S. y al personal de gestión. Por otro lado, los estamentos mencionados pueden autofinanciarse para resolver cuestiones que hacen a la practicidad y a la realidad diaria de los mismos según las necesidades que surgen.
Esto también lo encontramos dentro de las ‘ramas’ y de los pequeños grupos. Cada pequeño grupo (patrulla o equipo o seisena) puede tomar la decisión de recaudar fondos para cumplir el fin que quiera. Estas decisiones se toman a través de órganos de gobierno. El desafío de financiamiento va a variar según el grupo etario y las propuestas que surjan de estos espacios de toma de decisión.
Controles, evaluaciones y títulos
Lo que Trilla (1993) menciona como controles, evaluaciones y títulos lo podemos encontrar en distintos reconocimientos en la vida de los protagonistas que se reflejan en celebraciones. Estas celebraciones pueden ser el recibimiento del pañuelo o de la vestimenta, del paso a otra ‘rama’ (grupo etario) o la finalización del recorrido como protagonista a los 22 años.
Así mismo los grupos, distritos, zonas y Nación se controlan de modo que las gestiones, el uso de inventarios y de las finanzas se utilicen de manera correcta según el espacio democrático que ofrece el estamento.
Esto también puede verse reflejado dentro de los pequeños grupos con los que se trabajan en los grupos etarios, por lo que mencionamos en diferentes estamentos también se replica en el interior de los grupos y de las ramas.
Dentro de estos pequeños grupos existen distintos órganos de gobierno que promueven prácticas democráticas con distintos niveles de participación. Esto se repite en el grupo/distritos/zonas/nación. Estos espacios de participación primero son entre los miembros de los pequeños grupos (pueden ser llamados patrullas/equipos), para luego llevar esos consensos/elecciones a un encuentro donde todos los miembros de los líderes se encuentran junto a sus educadores y luego donde todos se encuentran y eligen, deciden, proponen y votan de manera individual junto a todos sus compañeros y educadores.
Los y las educadores tienen la obligación de formarse en las experiencias de formación para poder contar con permisos legales que van a permitir realizar distintas actividades (por ejemplo, salir de campamento X cantidad de noches o solo realizar salidas que se realizan a lo largo de un día).
La evaluación como elemento central de la pedagogía en el scoutismo se encuentra latente en todas las actividades y en todos los estamentos. Desde los y las protagonistas más pequeños hasta los estamentos nacionales se realizan evaluaciones. Las evaluaciones como elemento fundamental de la programación y planificación permiten conocer lo más óptimo y lo menos de las actividades, o de proyectos o de servicios.
Este elemento da a conocer, tanto a educadores como protagonistas, un recorrido por lo transitado en la actividad en específico permitiendo mejorarla, cambiarla y aprender a medida que se trabaja.
Dimensión sociopolítica, institucional y del espacio de enseñanza y aprendizaje
Anteriormente fueron desarrolladas las implicancias de cada dimensión con la posterior comparación con las características de Trilla (1993) interpretamos que el grado de formalización en su función de educación no formal. El scoutismo en Argentina desde la perspectiva sociopolítica se encuentra registrado como Asociación Civil respondiendo como tal ante la I.G.J. correspondiente. Posee estatuto, normas y en un sentido estrictamente pedagógico cuenta con un programa de jóvenes con responsables de dicha área en los distintos estamentos que garantizan, entre otras cosas, su aplicación y funcionamiento. Estas áreas definen tiempos específicos de preparación de actividades como campamentos o salidas de modo que no pueden realizarse de un día para el otro sin la planificación debida sumada a una posterior observación y control del área.
La dimensión institucional también encuentra un alto grado de formalización: la asociación como institución establece sus fines y objetivos; forma a sus educadores y se vincula con la comunidad. Enmarcada en los fundamentos del Movimiento Scout la asociación vela por el desarrollo y cumplimiento de sus fines y objetivos.
En lo relacionado a la dimensión del espacio de enseñanza y aprendizaje permite que exista un ida y vuelta profundo entre educadores-protagonistas o protagonistas-educadores o protagonistas-protagonistas. Si bien el programa de jóvenes es la guía sobre la cual se debe transitar esta experiencia resulta importante entender que los objetivos, las propuestas y las necesidades rondan y parten de manera individual desde los protagonistas hacia los distintos espacios que el movimiento scout ofrece.
Educación popular
Núñez (1986) dice que la educación popular se define por su propia praxis estando ligada al compromiso de clase y a la vinculación con la comunidad de forma no necesariamente partidaria.
Si bien este tipo de educación surge de la educación no formal y forma parte de ella contiene características intrínsecas que la diferencian de la gran mayoría de las actividades que de ella forman parte.
Al pensar en educación popular entendemos que hay una opresión con la que se debe trabajar y luchar. La educación popular en los términos del autor busca que la teoría salga a partir de la práctica y no viceversa. De esta forma la acción y la realidad traccionadas por la relación con la comunidad inmediata genera un punto de encuentro para la praxis educativa.
La extensión y expansión del scoutismo permitió el acceso de diferentes sectores sociales y lugares a lo largo de todo el país. Esto incluye grupos dentro de barrios vulnerables, en comunidades donde se habla otras lenguas y actividades de servicio que acercan a cualquier grupo a trabajar de manera sociocomunitaria con el barrio que rodea a dicho grupo.
Meirieu (2004) en búsqueda de una protección y redefinición de los derechos del niño luego de la Convención de los Derechos del Niño de 1989 y sus resultados intenta despojar a la figura del niño y niña de las generalidades individualizando sus necesidades. Buscando romper esta hegemonía distingue entre praxis y poiesis educativa. La poiesis busca cierta previsibilidad entre el adulto educador y educando y utiliza la figura de Frankenstein como un intento de construcción forzada. Y por otro lado la praxis va a presuponer según el autor un encuentro y asimismo una resistencia,
Porque si el niño existe, también resiste: el niño está aquí y yo ni lo controlo, ni sé lo que está pasando dentro de su cabeza […]. Si de hecho existe esta resistencia, no podré hacer otra cosa que ‘hacer con’. Y ‘hacer con’ supone entrar en lo que en otro lugar se ha denominado como ‘el momento pedagógico (p.23).
Retomando a Núñez (1986) traemos el concepto ‘conciencia solidaria’ que permite una práctica liberadora abarcando aún más que el concepto de ‘conciencia crítica’.
En el sentido metodológico el autor hace referencia a la necesidad de una práctica que se vincule con un quehacer organizado donde los objetivos, las técnicas, la producción y la apropiación de los contenidos da espacio y tracciona prácticas transformadoras.
Cuando lo pensamos en relación al Movimiento Scout observamos el necesario y casi inevitable (en relación a los servicios que se realizan en todas las ramas) trabajo con la comunidad, en su mayoría local y regional -aunque pueden ser a niveles más amplios según las necesidades o propuestas coyunturales que converjan, pero eso está relacionado con la actualidad y la acción sobre la actualidad también es un rasgo propio de la educación popular. Lo mismo sucede con la realización de talleres planteados por los niños, las niñas y jóvenes que componen los grupos Scouts.
La tríada que menciona el autor como metodología dialéctica compuesta por acción-reflexión-acción o práctica-teoría-práctica se asemeja a lo mencionado en el desarrollo del movimiento Scout en Argentina. La mencionada evaluación (o reflexión) en el marco del ‘aprender haciendo’ permite que las dos triadas tengan espacio en los grupos Scouts que trabajan en este sentido, al menos desde una perspectiva propositiva.
Las propuestas que surgen de las ramas que componen los grupos scouts van a depender por cuestiones lógicas de las edades -aunque eso no debe ser privativo ni prohibitivo. Pero sí se espera que las ramas ‘mayores’ puedan identificar trabajos o formas de acción más complejos ante todo aquello que consideren plausible de trabajar o mejorar. Esto sucede en las descubiertas que los y las educandos realizan en los barrios que habitan.
El proceso ideal en la planificación de actividades parte de un diagnóstico de los equipos/patrullas o ramas, a través del cual proponen actividades y/o objetivos a cumplir para luego evaluar/reflexionar.
Dependiendo de las complejidades y de los factores que atraviesan a los grupos/ramas es ideal el trabajo sobre ciclo de programas. Los ciclos de programas son, como lo indica la oración ciclos, que pueden durar dos o más meses (dependiendo de la coyuntura de las ramas) en donde entre educandos y educadores se establecen una serie de actividades. Para eso se utilizan los diferentes órganos de gobierno donde las propuestas (objetivos, actividades, talleres) surgen de los pequeños grupos a toda la comunidad/rama y a su vez se complementen y se encausen con las propuestas de los educadores.
Esta metodología encuentra lugar en el triple diagnóstico que menciona Núñez que propone una búsqueda del autodiagnóstico del grupo, de las acciones que se realizan en virtud de traccionar esa transformación; y sobre el nivel de conciencia que converge de la interpretación del tema. Lógicamente esto coincide siempre y cuando los educadores permitan este funcionamiento metodológico. Es plausible de encontrar lo que previamente denominamos poiesis donde el o la educadora arma y desarma, dispone e incentiva, solo lo que considera importante desde su subjetividad o lo que más sencillo resulte.
Un ejemplo fácil es el armado de un menú para un campamento. Para una patrulla conformada por jóvenes entre 10 y 14 años resultará desafiante y difícil pensar menús para 2 días que sea fácil de cocinar con fuego, en la noche, con poca luz, etc…Más difícil es que se pongan de acuerdo para decidir quién compra cada cosa, quién cocina, quién recolecta la leña o quién comienza el fuego adecuado. Pero mucho más sencillo es que quien educa determine un menú sencillo con roles predeterminados y se evita el error de manera continua.
El error debe ser un elemento más del aprendizaje en estos casos, cuidando siempre los alcances del mismo, pero permitiendo aprender de él. A modo representativo de la dificultad y variedad cuando hablamos de educación Deligny (2017) en sus diversas definiciones de sus ‘crápulas’ escribe:
Este de acá grita y gesticula, te asalta con proyectos y reclamos; aquel que está allá duerme y duerme sin sueños.
Te dices: la tarea es fácil; voy a despertar al dormido y calmar al agitado. Y no lo consigues porque es imposible, porque la planta está en el grano y porque el grano ya es planta.
Encuentra para el agitado un trabajo que ocupe útilmente su agitación y enseña al dormido a trabajar durmiendo (pp. 18-19).
Y retomando al autor sugiere:
Si quieres conocerlos rápido, hazlos jugar. Si quieres enseñarles a vivir, deja los libros a un lado.
Hazlos jugar.
Si quieres que tomen el gusto al trabajo, no los ates al banco de trabajo.
Hazlos jugar.
Si quieres hacer tu tarea, hazlos jugar, jugar, jugar (p. 23).
Estas palabras describen al scoutismo. No como generalidad porque no siempre se ve reflejado en los patios de grupo, pero sí, en principio como idea. Bajo los lemas aprender haciendo o incentivando a jugar desde el o la más pequeña hasta el educador o educadora más anciano, bailando y riendo se busca encontrar un espacio que no solo es recreativo, sino que se vincula con la sociedad y se encuentra con prácticas útiles para la vida diaria de un ‘adulto’. Utilidad en términos de variedad y subjetividad que parten de propuestas propias y de pares.
Ventajas del proceso
La educación no formal se encuentra vigente en el Movimiento Scout como punto de partida. Es evidente, también, que el grado de formalización en ciertos aspectos lo acerca a la formalidad, pero esto también permite que se acerque a la educación popular.
El sentido de la metodología permite que las actividades no resulten una ‘batería de juegos’ sino que tengan un impacto en sus educandos.
En un sentido estructural, de funcionamiento y metodología Scouts de Argentina encuentra (o se encuentra) con rasgos de la educación popular. Especialmente si tenemos en cuenta que el ‘programa de jóvenes’ (sería algo así como una especie de diseño curricular) se encuentra en actualización y ‘movimiento’.
La búsqueda y el acercamiento habla de una asociación que se acerca a la comunidad y a la región rompiendo con viejos presupuestos occidentales y euro-américo centristas.
Por otro lado, la resistencia existe y es una realidad. Un espacio sin tensiones y resistencias resultaría un espacio inherente a la discusión. Las resistencias y las viejas costumbres atraen los grados de formalización en un sentido conductual, dirigido por objetivos y que intenta acercarse a la escuela formal antigua.
Sin embargo, el avance de las juventudes en diferentes espacios de participación y de trabajo en los patios de grupo permite que los acercamientos a la comunidad y el impacto en las regiones resulte efectivo, o al menos en el proceso del ‘intento’. Ese intento implica un recorrido por el barrio, un reconocimiento de la zona, un acercamiento a los vecinos y, a su vez, un sinfín de servicios y proyectos plausibles de ser realizados.
Conclusiones
Entre tantas definiciones y des-definiciones la educación no formal, más que ser educación continua o para adultos (que es la denominación más común que recibe), contiene puntos de encuentro con la educación formal en relación a la sistematización, objetivos, en algunos casos Para caracterizar a la educación no formal Trilla (1993) en función a un tipo de educación permanente en complemento de la escuela perteneciente a la educación formal establece, como mencionamos anteriormente, algunas características generales. Estas son: finalidades y funciones; educandos; educadores; contenidos; métodos; ubicación; tiempo; gestión; financiamiento y costos; controles, evaluaciones y títulos.
Y de la misma forma selecciona tres tipos de funciones de la educación no formal dividiéndola en: funciones relacionadas con el trabajo, funciones relacionadas con el ocio y la formación cultural y funciones relacionadas con otros aspectos de la vida cotidiana y social.
Así mismo hemos observado que las características de la educación popular no solo tienen puntos de encuentro con el scoutismo sino que también podría ofrecer herramientas (ya sean pedagógicas, nuevas perspectivas o educativas en general) que podrían fortalecer el trabajo en los grupos scouts, especialmente en aquellos que se encuentran en situaciones más vulnerables.
Este vínculo permite un enfoque transformador que puede empoderar a los educandos a través de la práctica en diferentes contextos sociales y de la reflexión con el debido acompañamiento educativo.
En conclusión, la integración de la educación popular dentro del Movimiento Scout no solo fortalece los métodos educativos existentes, sino que ofrece herramientas pedagógicas poderosas para abordar las realidades de los sectores más vulnerables. A través de la acción reflexiva, la praxis transformadora y el compromiso con la comunidad, el Movimiento Scout puede avanzar hacia una educación más pedagógica, solidaria y liberadora.
Bibliografía
Inicio. (s/f). World Scouting. Recuperado el 3 de septiembre de 2024, de https://www.scout.org/es
Deligny, F. (2017). Semilla de crápula: consejo para los educadores que quieran cultivarla. Tinta limón: Buenos Aires
Ley de Educación Nacional, N.º 26.206 (2006).
Ministerio de Educación y Cultura de la República Oriental del Uruguay (2006). Educación no formal. Fundamentos para una política participativa. UNEVOC: Uruguay.
Meirieu, P. (2004). El maestro y los derechos del niño ¿historia de un malentendido? OCTAEDRO: Barcelona
Nosotros. (s/f). Org.ar. Recuperado el 3 de septiembre de 2024, de https://scouts.org.ar/nosotros
Núñez, C. H. (1986). Educar para transformar, transformar para educar. Selección de textos. Humanitas: México
Sirvent, M. T; Toubes, A.; Santos, H.; Llosa, S.; Lomagno C. (2006). Revisión del concepto de Educación No Formal. Cuadernos de Cátedra de Educación No Formal – OPFYL; Facultad de Filosofía y Letras UBA: Buenos Aires.
Trilla, J. (1993). La educación fuera de la escuela. Ámbitos no formales y educación social. Editorial Ariel: Barcelona.
[I] Nicolás Moscarda: Licenciado en Educación (UNQ). Profesor de Educación (UNQ). Estudiante de la Maestría en Educación (UNQ). Becario en formación e investigación (UNQ).
