Resumen[1]
El estudio de las ménsulas de bronce distribuidas en diversas esquinas de la Ciudad de Buenos Aires ha sido limitado. Estas placas, con inscripciones técnicas y el nombre del responsable de su colocación, se encuentran también en otras localidades del país, como Rosario, Chascomús y El Chaltén. Actualmente, se reconoce que funcionan como puntos fijos de catastro, utilizados en registros urbanos realizados por el Estado. A lo largo del tiempo, diversas instituciones se encargaron de su instalación, vinculándolas con los procesos de triangulación y nivelación. Sin embargo, muchas de estas placas han sido retiradas y no repuestas.
Este trabajo tiene como objetivo investigar la función de la triangulación de la Ciudad de Buenos Aires que llevó a la colocación de estas placas y otras representaciones geodésicas, analizando su ubicación, utilidad y el papel de los actores involucrados en su diseño y medición. Además, se busca comprender el contexto histórico y social en que fueron creadas, con el fin de valorar su importancia en la actualidad y promover su conservación. Finalmente, se pretende difundir el conocimiento sobre estas señalizaciones, reconociéndolas como parte del patrimonio urbano de la ciudad.
Para ello, se consultaron fuentes bibliográficas académicas y documentos institucionales en soporte digital y papel, así como materiales del Instituto Geográfico Nacional. La investigación combinó la revisión histórica con el análisis espacial de documentos técnicos y fotografías disponibles en repositorios públicos y archivos especializados.
Palabras clave: triangulación, catastro, IGM
Redes invisibles: historia y técnica de la triangulación en Buenos Aires
La historia social y técnica de la ciudad de Buenos Aires ha sido estudiada por Favelukes y Aliata (2015) en Medir la ciudad: plano topográfico y catastro en Buenos Aires (1852-1873), y ofrece una perspectiva histórica sobre cómo la técnica de la triangulación de la ciudad fue implementada en Buenos Aires, vinculando la necesidad de un plano topográfico detallado con el desarrollo catastral de la ciudad. Pero, como en toda actividad de campo, existen dificultades. Favelukes y Aliata (2015) subrayan las tensiones entre la planificación topográfica y las realidades políticas y económicas de la época, que a veces ralentizaban o complicaban la implementación de la red de puntos fijos. Las limitaciones presupuestarias y las prioridades cambiantes del gobierno también jugaron un papel en las dificultades encontradas (Favelukes y Aliata, 2015). En el mismo período Favelukes (2020) trabajó la regularidad del plano porteño reiterando que la técnica de la triangulación fue un proceso técnico esencial para la representación del espacio urbano en Buenos Aires. Ambos trabajos analizan el territorio porteño durante el siglo XIX.
En el siglo XX los saberes estatales (Plotkin y Zimmermann, 2012) estaban organizados para gobernar y administrar el territorio, poblaciones y recursos. La cartografía, en tanto saber estatal, es considerada un instrumento fundamental para la administración del territorio y el control del espacio, y estaba en manos del Instituto Geográfico Militar (en adelante IGM) (Mazzitelli Mastricchio, 2020). Esta institución ha sido objeto de estudio en diversas oportunidades. Mazzitelli Mastricchio (2020) también analizó los alcances y retrocesos del plan de La Carta en tensión con otros organismos estatales. Por su parte, Lois (2014) ha analizado su desarrollo en relación con la construcción simbólica de la Nación y su participación en la definición del territorio como cuerpo nacional. No obstante, todos los trabajos se concentran en los aportes que el IGM hizo a nivel nacional. Efectivamente, han sido menos numerosos los estudios que se enfocan en un trabajo en particular que llevó a cabo el IGM. El estudio de los puntos fijos de nivelación en la ciudad de Buenos Aires es un tema que abarca aspectos históricos y técnicos de la planificación urbana. En el año 1913, el mismo IGM inició las tareas geodésicas y topográficas tendientes a la construcción y medición de la red de nivelación de la República Argentina (IGM, 1914). Hacia fines del año 1919, el IGM había determinado las alturas provisorias de 1045 puntos (construidos por personal del IGM y de otras reparticiones) en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, a partir de la nivelación de 1620 km (IGM, 1922). La elección de los puntos fue crucial para la exactitud de las nivelaciones y para mantener la coherencia con los estándares internacionales de la época. La planificación incluyó la selección de ubicaciones que fueran estables geológicamente y accesibles para los equipos de medición. Se realizó para ello una triangulación de la ciudad de Buenos Aires en la que estratégicamente se conectaran dichos puntos fijos (IGM, 1922)
La triangulación consiste en formar una red de triángulos a partir de los puntos fijos existentes, permitiendo calcular distancias y elevaciones con gran precisión. Como explica Joly, “la triangulación tiene por objetivo fijar, sobre la superficie a ser cartografiada, la posición relativa en distancia y en dirección de los puntos fundamentales o ‘puntos geodésicos’, sobre los cuales se apoyará la red de cuadrícula de los mapas” (Joly, 1990, citado en Fernandes de Souza Neto, 2006, citado en Mazzitelli, 2017, p. 51). Según los técnicos del Instituto, uno de los mayores desafíos fue la variabilidad geológica del terreno que complicaba la estabilidad de algunos puntos fijos a largo plazo. Además, la expansión urbana rápida en ciertas áreas llevó a la destrucción accidental o la alteración de algunos de estos puntos, lo que requería constantes recalibraciones (IGM, 1914). También se encontró con obstáculos logísticos, como la necesidad de coordinar esfuerzos entre diferentes entidades gubernamentales y la resistencia de algunas partes interesadas a permitir la instalación de puntos fijos en áreas privadas (Abasto, 2020). Abasto subraya que la planificación no solo consideró aspectos técnicos, sino también la futura expansión de la ciudad, anticipando necesidades de nivelación en áreas aún no desarrolladas (Abasto, 2020).
Triangulación de la Ciudad de Buenos Aires
Durante el siglo XIX Buenos Aires experimentó un rápido crecimiento y expansión. La necesidad de tener un sistema de referencia preciso para la planificación urbana, la administración territorial y la ejecución de obras públicas (construcción y mejora de rutas, construcción y ampliación de vías de ferrocarril, etc.) llevó a la implementación de técnicas avanzadas de medición, entre ellas la triangulación. La triangulación de un territorio es un proceso geodésico utilizado para crear un sistema de referencia preciso para la elaboración de mapas y la planificación territorial. Este método implica establecer una red de triángulos en el terreno, cuyos vértices son puntos fijos ubicados en lugares estratégicos y visiblemente conectados entre sí.
En Buenos Aires, la triangulación llevada a cabo en 1887 (hubo una anterior en 1855, cuyos trabajos se usaron de base) a cargo de la Oficina de Estadística Municipal de Buenos Aires realizó la selección y señalización de puntos fijos en lugares altos o despejados, como torres de iglesias o edificios prominentes. El lugar elegido para iniciar la triangulación de la ciudad fue el actual barrio de Flores, precisamente la cúspide de la torre de la Iglesia de Flores. La lógica que se siguió puede explicarse por varias razones estratégicas y técnicas, que se alinean con las necesidades del proyecto y las características del área como, por ejemplo, Flores se encontraba en una zona que, a principios del siglo XX, era menos densamente urbanizada que el centro de Buenos Aires. Esto facilitaba la visibilidad entre los puntos seleccionados para la triangulación, ya que había menos obstáculos arquitectónicos, como edificios altos, que pudieran interferir con las mediciones. También en comparación con otras zonas de Buenos Aires, tenía ciertas elevaciones y terrenos relativamente planos, lo que lo hacía ideal para el estudio geodésico (Aliata, 2006). Luego, se llevaron a cabo mediciones meticulosas para asegurar la mayor precisión posible en la creación de la red geodésica. Esta red estableció una base sólida para la expansión urbana y facilitó la modernización de Buenos Aires. Dicha triangulación comenzó por la Ciudad de Buenas Aires, llamada en ese momento Capital Federal, debido a que allí se concentraban las principales instituciones científicas, militares y técnicas del país. Entre ellas, el IGM. La concentración de recursos humanos capacitados, tecnología y financiamiento en la capital facilitaba la implementación de un proyecto tan complejo como la triangulación. De esa manera se extendió la red geodésica a nivel nacional. Uno de los resultados clave fue la creación de una red de puntos fijos geodésicos que sirvieron como referencia para futuros trabajos de medición y cartografía en la ciudad. Estos son lugares específicos en el terreno donde se han instalado señales permanentes (como mojones, placas o estructuras similares) que marcan posiciones geográficas consideradas exactas y conocidas. Estos puntos han sido determinados con gran precisión mediante métodos como dicha triangulación. En la ciudad de Buenos Aires existen esos puntos fijos de nivelación. Se trata de mojones o placas geodésicas representativas que se instalaron durante la triangulación realizada en Buenos Aires.
En una edición del Anuario del IGM (1913) se presentan algunos croquis que reflejan los trabajos de triangulación de primer orden de años anteriores a 1912. De esta forma es evidente que ya en 1909 se realizaron trabajos geodésicos en los alrededores de Buenos Aires. Dicha red de triangulación de primer orden abarcó un área extensa, conectando puntos desde Zárate hasta La Plata (Figura 1).

A pesar de que el ambicioso plan original fracasó por falta de recursos y por el estallido de la Primera Guerra Mundial, el IGM continuó desarrollando levantamientos topográficos y geográficos entre 1912 y 1914, consolidando además la institucionalización de su labor con la publicación del Anuario (De Asúa, 2009). Ya entre los años 1916 y 1918 mediante un contrato entre la Municipalidad de la Capital Federal y el IGM, tuvo lugar una triangulación de la Capital Federal exclusivamente, con el objetivo de que sirviera como base del catastro de la ciudad. La red de triángulos fue hecha en 1916 por el geodesta Walterio Vogtherr (De Asúa, 2009) (Figura 2).

Walterio Vogtherr fue una figura clave en el ámbito de la ingeniería y la geodesia en Argentina durante el siglo XX. De origen suizo, Vogtherr llegó a Argentina en una época de creciente expansión en las áreas de cartografía, topografía y planificación territorial, convirtiéndose en una de las personalidades más influyentes en el desarrollo de la triangulación y nivelación geodésica en el país. Trabajó principalmente en el IGM, donde contribuyó significativamente a los relevamientos topográficos y a la modernización de la cartografía nacional (De Asúa, 2009).
Cada punto trigonométrico, por lo general, está individualizado por una o varias marcas arriba de un edificio, como también por una marcación sólida a flor de tierra colocada generalmente en la vereda. La marcación aérea puede consistir en un bulón empotrado o una marca grabada en un parapeto o pilar arriba de una casa, o también en objetos que existieron ya antes de la triangulación, como pararrayos, cúspides, cruces de iglesias, etc. La marcación terrestre es una caja de hierro fundido, cuya tapa tiene la forma de un triángulo equilátero con lados de 156 mm y lleva la inscripción “Triangulación Capital Federal” (IGM 1922) (Figura 3).

Durante los años 1920-1926, se efectuaron importantes trabajos de triangulación, que comprenden las dos etapas del reconocimiento de los vértices y la medición, en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y a lo largo del paralelo 32°, para vincular las triangulaciones del litoral al Observatorio de Córdoba que era el que se utilizaba de referencia. En el anuario del IGM publicado para ese mismo periodo se detalla que las cotas seguidas para los puntos de nivelación están calculadas atribuyendo la cota O (cero) al nivel medio del Océano Atlántico, frente a Mar del Plata (IGM, 1928). En este contexto en 1941 se proyecta la ley 12.696, conocida como Ley de la Carta donde se le encomienda al IGM en el artículo 1° “Procédase a realizar los trabajos geodésicos fundamentales y el levantamiento topográfico de todo el territorio de la Nación”.
Mapas y triangulación
La triangulación fue fundamental para la creación de mapas precisos en Argentina, y en particular en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Esta técnica permitió la obtención de coordenadas exactas en un marco geodésico mediante la medición de ángulos entre vértices de una red previamente definida. A diferencia de las mediciones directas de distancias, la triangulación aprovecha la geometría de los triángulos para calcular con alta precisión la posición de puntos sobre la superficie terrestre. En Buenos Aires, la triangulación permitió crear una base fiable sobre la cual realizar levantamientos topográficos y generar cartografía, lo cual era vital para la planificación y el desarrollo urbano. Los mapas resultantes de este proceso mostraban no solo la disposición del terreno, sino también las características físicas y naturales de la región, como las alturas de los edificios, las pendientes del terreno y las distancias entre diferentes puntos importantes. Esto permitió:
- La representación precisa de los límites y las dimensiones de propiedades individuales.
- La posibilidad de superponer esta información con los mapas catastrales y con las redes de servicios públicos.
La precisión de la triangulación en el contexto urbano es especialmente destacada en el Anuario del IGM (1928), donde se detallan las técnicas empleadas para mapear la ciudad. El uso de instrumentos de medición de alta precisión, como los teodolitos, y la elección de lugares elevados y visibles para los puntos fijos (como torres de iglesias o edificios gubernamentales) garantiza que los errores en las mediciones fueran mínimos.
Papel de la triangulación en el desarrollo del catastro y el registro de tierras
La triangulación jugó un papel central en el desarrollo del catastro en Buenos Aires y en otras ciudades argentinas. Antes de la implementación de la triangulación, los mapas catastrales presentaban mayor margen de error y presentaban problemas cuando se trataba de establecer con claridad los límites de las propiedades. La red de triangulación permitió crear un sistema de referencia confiable que facilitó la medición y subdivisión de las tierras. En el caso de Buenos Aires, el catastro se benefició enormemente de la triangulación ya que:
- Proporcionó un marco geométrico preciso para determinar los límites de parcelas urbanas y rurales.
- Estableció una base común que permitía la actualización y el mantenimiento del registro catastral con mayor precisión.
- Facilitó la resolución de conflictos por límites y derechos de propiedad, al ofrecer datos exactos y verificables.
El trabajo de Exequiel Abasto en «Materialización de una red de puntos fijos” (2020) explora cómo los puntos fijos establecidos mediante triangulación se convirtieron en puntos de referencia para el catastro. Estos puntos, marcados con ménsulas de bronce o pilares, sirvieron como base para todos los trabajos de medición posteriores, asegurando la coherencia y continuidad en los registros catastrales a lo largo del tiempo.
Contribución a la planificación urbana
La triangulación no solo ayudó a la creación de mapas y al desarrollo del catastro, sino que también fue clave en la planificación urbana de Buenos Aires. A medida que la ciudad crecía y se expandía, era necesario contar con un marco geodésico fiable para organizar la expansión de las infraestructuras, como el trazado de calles, la construcción de edificios, la distribución de servicios públicos y la planificación de espacios verdes. La precisión de los mapas generados a partir de la triangulación permitió a los urbanistas y planificadores tomar decisiones informadas sobre:
- El diseño del entramado urbano, asegurando la correcta alineación de calles y avenidas.
- La localización y el desarrollo de proyectos de infraestructura, como los ferrocarriles y redes de transporte público.
- La expansión de servicios públicos (agua, electricidad, alcantarillado) basados en la geografía exacta de la ciudad.
Fernando Aliata en «Medir la ciudad: plano topográfico y catastro en Buenos Aires (1852-1873)» analiza el impacto de la triangulación en el desarrollo del plano urbano de Buenos Aires. El uso de mapas basados en triangulación facilitó el diseño de nuevas áreas y la reorganización de los barrios existentes, adaptando la ciudad a las necesidades de una población creciente y a la expansión del comercio y la industria. Además, el Instituto Geográfico Nacional (I.G.N) documenta en varios de sus informes cómo la triangulación fue utilizada no solo para la planificación inmediata, sino también como un recurso para prever el crecimiento urbano a largo plazo, asegurando la integración armoniosa de nuevas áreas dentro de la red urbana ya establecida. (Figura 4)

Reflexiones finales
La triangulación ha sido fundamental en la historia de la cartografía y la geodesia en Argentina, especialmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Este método permitió la obtención de datos precisos sobre la geografía del territorio, especialmente en regiones en las que presentaban topografías más complejas para trabajar. A su vez facilitó el desarrollo de infraestructuras y la planificación urbana. Desde los primeros esfuerzos de triangulación en el siglo XIX, se evidenció la necesidad de contar con un sistema de referencia sólido y confiable para el crecimiento de la ciudad. De esta manera se tomaron de ejemplos trabajos realizados en Europa. Los estudios históricos, como los realizados por Aliata (2006), subrayan la importancia de las bases triangulares en la creación de un sistema de puntos fijos de nivelación. Estos puntos han servido no solo para la elaboración de mapas precisos, sino también para el control catastral y el desarrollo de proyectos de ingeniería. A través de la triangulación, se logró un avance significativo en la medición de distancias y la representación del territorio, lo que fue crucial en un contexto de rápida urbanización y expansión demográfica. Sin embargo, el proceso de triangulación no estuvo exento de desafíos. Las dificultades técnicas, como la topografía compleja y las limitaciones tecnológicas de la época, representaron obstáculos importantes que requirieron soluciones innovadoras. En conclusión, la historia de la triangulación en Argentina revela no sólo el progreso en la precisión cartográfica, sino también el papel vital que desempeña en la planificación urbana y el desarrollo territorial. La importancia de estos métodos históricos sigue vigente, ya que sientan las bases para la geografía moderna y los Sistemas de Información Geográfica (SIG) que utilizamos hoy en día.
Referencias bibliográficas
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@paisajeante. (2024, 17 de octubre). Marcación terrestre de la triangulación en Ciudad de Buenos Aires (Publicación de Instagram). https://www.instagram.com/p/DBPxw2ZxVGP/?img_index=10
[1] Esta investigación se realizó en el marco de la materia Metodología de la Investigación Social a cargo de la Dra. Malena Mazzitelli Mastricchio y la Lic. Carolina Sosa en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
[I] Carolina Alejandra Destefanis: Egresada del Profesorado en Geografía en el Instituto Superior del Profesorado «Dr. Joaquín V. González». Estudiante de la Licenciatura en Geografía (UNQ).
