Mitre y Kirchner: mano y contramano

Por: Facundo Faraldo

Pensar en el estudio de la historia se redujo durante mucho tiempo al análisis de acontecimientos políticos de gran relevancia a nivel mundial o nacional como, también así, a la vida de aquellas personas que fueron consideradas fundamentales para el desarrollo de una nación, acotando, de esta manera, la utilidad de dicha ciencia a un espectro limitado y sumamente selectivo. Sin embargo, ya entrado el siglo XX el estudio de la historia fue sufriendo una serie de modificaciones con el origen de nuevas miradas historiográficas que la llevaron a una democratización investigativa: ampliaron sus márgenes de acción y permitieron darle visibilidad a actores sociales que habían sido invisibilizados por quienes escribían, justamente, la historia. Este período de democratización de la ciencia también abrió los horizontes hacia aquellas situaciones o sucesos de menor relevancia que son parte de la vida en sociedad. Es así como algo tan cotidiano, como por ejemplo, la elección del nombre de una calle o un lugar para instalar determinado monumento se convirtieron en material de estudio para la historia. En consecuencia, el siguiente trabajo está orientado hacia estas situaciones a las que podríamos llamar cotidianas.

El partido de Berazategui se encuentra al sur del primer cordón del conurbano bonaerense. En las últimas décadas los distintos censos han mostrado un crecimiento importante, tanto desde lo urbanístico y edilicio como desde lo demográfico, con más de 300.000 habitantes, según el censo del 2010[1]. Rodeado de otros municipios importantes del Gran Buenos Aires, como Florencio Varela, Ensenada, La Plata y Quilmes, se desprendió logrando su autonomía municipal el 4 de noviembre de 1960. Se entiende de este modo que Quilmes y Berazategui comparten una gran historia en común; en este trabajo intentaré llevar adelante el análisis de una pequeña fracción de esa historia, más precisamente sobre una calle que recorre ambos municipios.

Berazategui, al igual que La Plata, se caracteriza por tener las calles organizadas de manera numérica. Si bien tienen su nombre, solo suele utilizarse para aquellas avenidas más importantes, como por ejemplo, Dardo Rocha, Eva Perón, Vergara, Mitre, entre otras. Esta última es una de las arterias más importante del municipio –calle que, no muchas personas saben, es una Ruta Provincial, la Nº 18–. Esta se extiende desde las cercanías de la estación de tren de Hudson[2] –más precisamente la calle 58- hasta buena parte del partido de Quilmes; circula de manera paralela a las vías del tren y finaliza al ser cortada por la avenida Las Heras, cruzando zonas céntricas en ambos municipios.

La avenida Mitre lleva ese nombre desde cuando el propio expresidente vivía y aún se encontraba prestando servicios a la nación. Se le colocó su apellido en febrero de 1883 a través de la Ordenanza Nº 1 de la Municipalidad de Quilmes. La propuesta del nombre de esta calle, como de algunas otras, estuvo a cargo del concejal Fermín Rodríguez, quien también era dueño del periódico La Verdad (Staniscia, 2012, p. 19). Más de medio siglo después, Berazategui terminó heredando el nombre de la avenida tras lograr su autonomía, y lo mantuvo por unos 50 años, hasta finales de la primera década del siglo XXI.

En estos primeros tiempos de vida, la calle fue extendiéndose, pero su pavimentación demoraba, generando el descontento de los vecinos hacia el municipio por el abandono de políticas de urbanización. Recién para finales de la década del 1920 –más específicamente el 28 de julio de 1929– y con la presencia del propio gobernador de la provincia de Buenos Aires, Valentín Vergara, se concretó la obra (Staniscia, 2012, p. 35), convirtiendo a la calle Mitre en la primera pavimentada de la –todavía para esa época– localidad perteneciente a Quilmes. Con el paso de los años esta calle se convirtió en una de las más transitadas tanto en Quilmes como en Berazategui, siendo una de las principales vías de conexión entre ambos partidos, tras la autonomía de este último, a partir de 1960.

Luego del repentino e inesperado fallecimiento de Néstor Kirchner a finales de octubre del 2010, en distintas partes del país se manifestó, a través de los organismos legislativos o representantes del ejecutivo a nivel provincial y municipal, aceleradas políticas con el fin de homenajear a quien supo ocupar el cargo de presidente entre el 2003 y 2007. Uno de esos homenajes se dio en Berazategui: la avenida Mitre, desde su comienzo, en las cercanías de la estación de Hudson, hasta la avenida 14, en el centro del partido, fue renombrada a partir de diciembre de 2010 como Avenida Presidente Dr. Néstor Kirchner[3].

Avenida Presidente Néstor Kirchner y avenida Mitre

Es sabido que cuando un político importante fallece su nombre es colocado en forma de homenaje a distintas calles, centros culturales o, incluso, colegios u hospitales. En este caso en particular, era necesario hacerse la pregunta de por qué, hablando estrictamente de manera histórica e historiográficamente, se eligió la calle que hasta ese momento llevaba el nombre de Mitre para homenajear al reciente expresidente fallecido, debido a que suponía que la respuesta podía vincularse a que ambas figuras presidenciales habían mostrado una clara tendencia política antagónica. Pero también era interesante verlo desde un punto de vista del momento político en el que se dio el cambio de nombre. De este modo, me interesaba preguntarme no solo por qué se decidió modificar el nombre a parte de la avenida Mitre por el de Presidente Dr. Néstor Kirchner, sino también indagar cómo fue la discusión interna en la política berazateguense con respecto al cambio de nombre de buena parte de la avenida.

Para comenzar a intentar darle una respuesta al primer interrogante debemos entender el contexto sociopolítico en el que se llevó adelante el homenaje del cambio de nombre. Si bien existe más de un siglo de diferencia entre el fallecimiento de un expresidente con el otro, al contraponer ambas figuras, podemos encontrar un paralelismo con la discusión política de la Argentina de estas últimas décadas. La irrupción del kirchnerismo a nivel nacional marcó un antes y un después para la política argentina: el país venía de una de las crisis más profundas y si bien Néstor Kirchner terminó accediendo al poder en 2003 porque Menem decidió no presentarse al balotaje, esta primera presidencia fue vivida, de alguna manera, como un renacer de la cenizas, debido a que en dicho mandato se logró estabilizar la economía tras el estallido del 2001, permitiendo a los sectores medios bajos y populares ampliar su capacidad de consumo. También así, en estos años del primer gobierno kirchnerista se dio la emergencia de lo que algunos autores llamaron la nueva clase media, un fenómeno que puede verse en buena parte de Latinoamérica para la primera década de los 2000 (Benza y Kessler, 2020, p. 61).

Esta situación de clara mejora permitió encarar el pago de la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional. Es así como esta primera presidencia del kirchnerismo dejó marcado su camino con políticas intervencionistas, camino que intentó continuar la primera dama, cuando se presentó como candidata en las elecciones de 2007, donde obtuvo ampliamente, y sin una gran oposición, el triunfo. Cristina Fernández de Kirchner se convertiría en la presidenta por los siguientes dos mandatos.

Durante la primera gestión fue notoriamente más visible la participación de las oposiciones en el mundillo político, creciendo considerablemente durante estos años. En parte, este crecimiento de la oposición se debe a dos conflictos: por un lado, el intento de aumento de las retenciones al campo a través de la promulgación de una ley conocida como “la 125” (2008). Según Vommaro y Schuliaquer (2014, p. 153), este episodio marcó el quiebre entre el gobierno y los grandes medios, tras lo que ellos llamaron una alianza estratégica para referirse al primer período de relaciones entre el gobierno y los grandes medios que se extendió desde el 2003 al 2007. El fin de este período dio inicio a una radicalización reformista con el intento de la llamada ley de medios (2009), donde los medios informativos más grandes de la Argentina tomaron una posición antioficialista, dando origen a una guerra mediática. Tras estos conflictos se fueron conformando las dos grandes posiciones que marcaron la agenda política y mediática de los siguientes años: el kirchnerismo, representando al ala más progresista del peronismo, fue el movimiento político que supo captar los reclamos de una buena parte de la población, olvidados por el neoliberalismo, y forjó un indudable y estrecho vínculo con estos sectores, principalmente los populares y medios bajos; esto permitió devolver a la figura del político cierto reconocimiento por parte del pueblo[4]. Por otro lado, otra gran parte de la población, principalmente compuesta de sectores medios tradicionales, se vieron desplazados a partir de las políticas del gobierno con respecto al espacio simbólico del crecimiento económico comparado con las clases medias bajas y populares, lo que provocó un descontento en estos sectores tradicionales (Benza y Kessler, 2020, p. 64); los cuales estuvieron acompañados de las editoriales de los principales medios, quienes se convirtieron en la voz del rechazo a dichas políticas del gobierno catalogadas por estos sectores como populistas. Este descontento supo ser capitalizado por sectores políticos y empresariales para ir construyendo un frente opositor al kirchnerismo.

En este marco político, se llevó adelante el cambio de nombre de parte de la avenida, siendo que Berazategui, como también muchos otros partidos del conurbano bonaerense, fueron históricamente un fuerte bastión del peronismo. Para 2010, y desde hacía siete años, el municipio era gobernado por Juan José Mussi, quien a partir de 2005 se mostró decididamente cercano al presidente Néstor Kirchner y luego a su sucesora Cristina Fernández de Kirchner[5]. Esta cercanía pudo verse durante el acto del cincuentenario de la autonomía de Berazategui (4 de noviembre del 2010), a poco más de una semana del fallecimiento y funeral de Néstor Kirchner; la presidenta asistió a dicho acto, siendo Berazategui el primer lugar donde se mostró en público tras el funeral de su esposo[6] [7].

Ciudadana Honorable de Berazategui

Se entiende, de este modo, que los homenajes tras la defunción del expresidente fueron acciones políticas claramente previsibles, pero ¿por qué se eligió la calle Mitre? ¿Qué representaba o, mejor dicho, representa esta figura de la historia argentina? Para comenzar a contestar los interrogantes es menester sumergirse brevemente en la historia de la Argentina de segunda mitad del siglo XIX. Es conocido en el mundo académico que la figura de Mitre en la historia del país remite a ideales que proponían la construcción de un Estado a través de las sendas liberales-centralistas, si bien, ya para la década de 1860 Buenos Aires, acoplado al resto del país, había aceptado la Constitución de 1853 de carácter federal. Este “federalismo” que proponía Mitre durante su presidencia se basó en la persecución y depuración del caudillismo en las distintas provincias, eliminando, de esta forma, la representación de las autonomías provinciales. Este proceso se acentuó aún más con el comienzo de la Guerra del Paraguay por el reclutamiento forzado de la población rural, los llamados gauchos, símbolo de barbarie para ese momento (De la Fuente, 2007, p. 221 a 226). En consecuencia, Mitre intentó formar un Estado lo más centralista posible, concentrando el poder en Buenos Aires, tanto en el aspecto político como en el económico; de esta forma se le otorgaron prioridades a la aduana porteña, teniendo como consecuencia directa la desprotección de las del interior, principalmente las del litoral, que padecieron, económicamente hablando, prácticamente toda la década del 1860 (Garavaglia, 2015, p. 64).

Poco después de su presidencia, pero aún ligado a la política del naciente país, Mitre continuó sus pasos como comunicador[8] y empresario al adquirir el diario La Nación Argentina –fundado por Juan María Gutiérrez en 1862–, al que rebautizó como La Nación. Dicha acción empresarial, que conocemos por el propio Mitre a través de la correspondencia enviada a Wenceslao Paunero, ministro argentino en Río de Janeiro, supuso la adquisición de un diario gracias a poder reunir, junto a diez amigos, la suma de 800.000 pesos. Sostenía el expresidente: “En fin, tengo energías para trabajar, no siento ninguna amargura por volver a empezar mi carrera, volviendo a ser en mi país lo que era en la emigración”[9].

En la actualidad la familia Mitre continúa teniendo un porcentaje de La Nación –según fuentes periodísticas entre un 20% y un 25%– y es la cara visible del diario, como también del resto de los medios ligados a éste[10]. El diario, junto a otros medios propios y ajenos, se presentó como un medio claramente opositor a los gobiernos kirchneristas; y se convirtió en la voz, en muchas ocasiones, de distintas elites económicas en el país. 

Cabe destacar que Bartolomé Mitre no solamente fue un político que se caracterizó por su centralismo porteño, sino que también fue quien dio el puntapié inicial a la escritura de la historia erudita en la Argentina a través del uso de documentación. Durante años escribió la vida de algunas de las grandes personalidades que tuvieron injerencia en los procesos revolucionarios y en la posterior emancipación; la biografía de Manuel Belgrano y luego la de San Martín se destacan en sus escritos históricos, entre otras publicaciones que ha hecho a lo largo de su vida. El relato histórico construido por Mitre se mantuvo vigente a lo largo del tiempo. Se erigieron, de esta manera, las bases de los que se conoció como la historia oficial, una visión histórica que se mantuvo vigente durante buena parte del siglo XX. Esto se debe a que la primera corriente historiográfica de la Argentina, la nueva escuela histórica, continúo con las bases mitristas, adueñándose no solo de la historia, sino también de las distintas instituciones académicas durante algunas décadas.

La visión histórica que comenzó Mitre y luego heredó la NEH se caracterizaba por un relato profundamente porteñocentrísta y anticaudillista, aunque cabe destacar que reivindicaba alguna figura importante durante las guerras revolucionarias como la de Güemes. Sostenía Mitre, según su relato, que la nación fue preexistente a las provincias, dejando en claro que las autonomías y los poderes regionales eran un estorbo para la nación que él ideó (Cattaruzza, 2010, p. 5); de esta manera, su historia fue claramente funcional para la conformación de una argentina centralista.

Tras este recorrido histórico por la figura de Mitre retornamos al problema de este trabajo, y haciendo referencia a los últimos párrafos, me parece relevante marcar el antagonismo entre estas dos figuras de la historia argentina: por un lado, el legado ideológico y comunicacional que dejó Mitre con La Nación nos presenta un claro posicionamiento que no se encuentra en las líneas discursivas del kirchnerismo y, por lo tanto, de un municipio tan cercano a él. Asimismo, se puede entender esta contraposición entre personajes históricos no solamente como una cuestión enmarcada netamente en la política, sino que también puede ser percibido como un enfrentamiento historiográfico: como hemos visto, Mitre inauguró una perspectiva histórica que luego sostuvo la NEH, mientras que con el surgimiento del revisionismo, en la década de 1930, la figura de quien fue presidente entre 1862 a 1868 fue fuertemente cuestionada, como también su visión historiográfica, intentando, de esta manera, construir una nueva historia[11] (Rodríguez, 2010, p. 129).

Durante la etapa kirchnerista, por el contrario, se fue conformando una visión de la historia que sostuvo elementos revisionistas, principalmente a través de historiadores como Felipe Pigna o “Pacho” O’Donnell[12] (Rodríguez, 2010, p. 117 y 118), quienes tuvieron una gran difusión y lograron acercar a las masas un relato histórico con la resignificación positiva de determinadas figuras de la historia argentina, trazándose una línea historiográfica entre figuras como Dorrego, Rosas y Perón. Personajes que no habían tenido centralidad en la “historia oficial”. Fue así como surgieron canales de difusión en los que se llevó adelante un importante trabajo de divulgación histórica con figuras como la de Gabriel Di Meglio, Sergio Wischñevsky o Javier Trímboli, asentado un renovado relato federal.

De esta manera, ambos presidentes, aunque con más de 100 años de diferencia entre el mandato de uno con el otro, presentan un recorrido histórico por sendas opuestas. Estos argumentos me permiten pensar la idea de por qué se eligió determinada calle para homenajear a Kirchner, al ver cómo el nombre de Mitre comenzó a perder espacio público en el partido de Berazategui.

El proyecto del cambio de nombre, según se redacta en la ordenanza, es propuesto desde el Ejecutivo: “Juan José Mussi […] por nota dirigida al Presidente del Honorable Concejo Deliberante, solicito el cambio de nombre de la Avenida Mitre a efectos de rendirle merecido homenaje a su tan reciente desaparición física”. En los considerandos se pasan a detallar a través de varios puntos un conjunto de justificativos, apoyados en ideales y logros políticos de Néstor Kirchner, sobre por qué debe cambiarse el nombre de la calle; entre ellos se destacan distintas obras hechas en el municipio durante la gestión kirchnerista, entre las que se encuentra la ampliación de la avenida Mitre. Pero no hay ninguna mención en el documento que exprese claramente por qué se escogió determinada calle para colocarle el nombre de Néstor Kirchner[13].

Ahora bien, a continuación, veremos la palabra de algunos testigos de la política municipal de aquel momento quienes me brindaron su testimonio sobre cómo se desarrolló desde dentro de la política berazateguense el homenaje al expresidente.

El Concejo Deliberante de Berazategui estaba compuesto para finales de 2010 por una amplia mayoría de concejales oficialistas que doblaban en número al resto de los integrantes de los distintos bloques. Con el objetivo de tener una respuesta a los interrogante planteados páginas atrás, llevé adelante una serie de entrevistas a distintas personas que integraron el Concejo Deliberante en aquel año, quienes me brindaron algunos datos que, debo decir, no terminan por reforzar las ideas anteriormente desarrolladas sobre la contraposición de personalidades políticas. En efecto, los entrevistados desestimaron la quita de espacio en la vía pública a una figura política para otorgárselo a otra más a fin a la idea política del oficialismo municipal.

Uno de los entrevistados, Osvaldo Acuña[14], sostuvo esta noción, al haber argumentado que si se hubiera querido borrar a Mitre del espacio público directamente le habrían cambiado el nombre a la totalidad de la calle, ya que el tramo que comienza en la calle 14 –con nombre Juan Domingo Perón, aunque se la llama por el número mayormente- hasta Quilmes continúa llamándose Mitre. Según Acuña, la figura de Mitre es parte importante de la historia argentina, por lo que se justifica la existencia de una calle en un espacio céntrico de la localidad, así como la de otros dos presidentes de la República que han marcado la historia del país: Perón y Kirchner. Por ello, por ser el lugar más céntrico y por ser una de las avenidas más importante del distrito, según el secretario, se había escogido esta calle para darle homenaje a la figura de Néstor Kirchner. Este argumento también se menciona el día de la colocación de las placas con el nuevo nombre de la calle[15]. De esta manera, Acuña descartó la contraposición de ideales que representan cada una de las figuras políticas. Lo mismo sostuvo Beatriz Bree[16], quien ocupaba el cargo de presidenta del Consejo Deliberante para el momento la votación.

En la sesión especial del Concejo Deliberante del día 5 de noviembre en la que se trató la propuesta del cambio de nombre, se pronunciaron palabras especiales dedicadas al expresidente, tanto por parte del oficialismo como de algunos concejales de bloques opositores. La sesión se desarrolló con normalidad y el resultado de la votación demuestra que hubo una amplia aceptación por parte de los concejales en homenajear a Kirchner; de los 24 concejales, 22 votaron a favor, ninguno en contra del proyecto y solo dos integrantes de la oposición se abstuvieron[17]. Una de esas dos personas que se abstuvo fue Mónica Colman[18], quien me expresó claramente que no estaba a favor del proyecto, pero que no votó en contra porque sabía que iba a recibir reproches y ataques verbales del resto de los concejales debido a que la muerte del expresidente era reciente y varios concejales aún se mostraban compungidos por esta situación; de modo que creyó que absteniéndose no causaría una reacción adversa de sus colegas. También hizo una especie de descargo durante la entrevista, afirmando que en realidad los integrantes de los distintos bloques opositores fueron cediendo y convirtiéndose en allegados al mussismo, quedando ella como única real oposición al oficialismo.

Por último, y con respecto la hipótesis planteada: la contraposición de los ideales a los que representan ambos expresidentes en la actualidad, Mónica Colman dijo que en ningún momento en la sesión se hizo referencia a esta cuestión, pero también aclaró que el nivel intelectual que tenía aquel Concejo Deliberante era bastante bajo, por lo que ella cree que posiblemente ningún –o casi ningún– concejal tenía nociones sobre la historia argentina, y más específicamente con respecto al antagonismo entre ambas figuras presidenciales a partir de las ideas y la visión histórica que pueden llegar a representar cada uno, principalmente haciendo referencia a Bartolomé Mitre como una figura desconocida historiográfica e ideológicamente hablando.

Por fuera de los integrantes del Concejo Deliberante y de la política partidaria del municipio, el periodista ligado a Berazategui Alberto Moya[19] sostuvo algunos de los hechos anteriormente relatados y continuó, en parte, por la misma línea que la representante de Solidaridad e Igualdad. Según Moya, no hubo un gran debate a raíz de la propuesta del cambio de nombre, como tampoco de la elección de la calle Mitre; él cree que el nombre del presidente que gobernó entre el 62 y el 68 no tuvo ninguna discusión, “podría haberse llamado San Martín la calle y también se lo hubieran cambiado”, me comentaba durante la entrevista. Según el periodista, este cambio se debió a una “ola nacional” de homenajear a Kirchner a lo largo del país, y en Berazategui particularmente toda voz disidente se vio opacada por dicha ola.

Para ir cerrando este trabajo, las conclusiones a las que pude llegar a partir de las entrevistas y documentos analizados muestran que, por un lado, no hubo una intención ideológica por parte de los concejales y del ejecutivo de quitarle espacio público al nombre de Mitre por el de Néstor Kirchner; no obstante, no termina de estar del todo claro el por qué se optó por darle lugar en esa calle. En consecuencia, debemos, por el momento, quedarnos con el argumento que sostuvieron los entrevistados y reafirmado en el documento, donde se alega que fue por ser una de las avenidas más importantes del municipio.

Por otro lado, y con respecto a la discusión de la política berazateguense, creo que la rapidez con la que actuó el oficialismo en Berazategui, siendo que el proyecto se votó a poco más de una semana de la muerte del expresidente, tuvo un efecto apaciguador en los bloques opositores (aunque estos fueran minoría). A mi parecer, si hubieran pasado algunos meses, o un año, para llevar adelante el homenaje con una política partidaria nuevamente en altas temperaturas discursivas, este no habría tenido la misma aceptación dentro del recinto. Por supuesto que esto es una idea propia, puramente contrafáctica; no obstante, el relato y la experiencia de Mónica Colman terminan, de alguna manera, direccionándose hacia esta idea, lo que no implica que el cambio de nombre no se hubiera sancionado, simplemente no habría sido casi unánime como lo fue.

Bibliografía

Benza, G. y Kessler, G. (2020). Nuevas clases medias: Acercar la lupa. Nueva Sociedad, Nº 285, pp. 60-71.

Cattaruzza, A. (2010). Debates históricos, polémicas políticas: la historiografía argentina desde fines del siglo XIX. Buenos Aires: Biblos.

De la Fuente, A. (2007). Los hijos de Facundo. Caudillos y montoneras en la provincia de La Rioja durante el proceso de formación del estado nacional argentino (1853-1870). Buenos Aires: Prometeo.

Garavaglia, J. (2015). La disputa por la construcción nacional argentina. Buenos Aires, la Confederación y las provincias (1850 1865). Buenos Aires: Prometeo.

Rodríguez, M. (2010). Los relatos exitosos sobre el pasado y su controversia. Ensayistas, historiadores y gran público. En Devoto, F. (dir.), Historiadores, ensayistas y gran público. La historia argentina en los últimos veinte años (1990–2010). Buenos Aires: Biblos.

Staniscia, C. (2012). Berazategui sus calles 1883-2000. Historia, orígenes y cronología de los nombres de las calles. Berazategui: Asociación Orígenes Berazategui. Vommaro, G. y Schuliaquer, I. (2014). Definir la escena pública: Medios y política en las democracias sudamericanas: Uruguay y Argentina (2003-2013). Buenos Aires: Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.


[1] Los últimos tres censos, de los cuales se tienen los datos (1991, 2001 y 2010), nos permiten ver un sostenido crecimiento poblacional en el partido de Berazategui. Ver el siguiente link: https://mapa.poblaciones.org/map/3701/#/@-34.843754,-58.142395,11z&r13796/l=8501!v2!a2!w0,0,0,0,0

[2] Cuando todavía llevaba el nombre de Av. Mitre, en 2001 comenzaron las obras de ampliación desde el paso de las vías que llevan a la calle Otto Bemberg. Estas fueron tras la implosión de un silo de la Maltería Hudson –fábrica icónica de la localidad, pero lamentablemente cerrada hace varias décadas–. La obras tuvieron como objetivo que la calle Mitre se extendiera hasta llegar a la estación de Hudson (calle 58). Un dato llamativo, y por qué no vinculado al tema, es que se construyó en el límite anterior de la calle –lo que actualmente sería Presidente Dr. Néstor Kirchner y la barrera–, un monolito que marca de donde los obreros de la Maltería Hudson iniciaron la caravana hacia la Plaza de Mayo un 17 de octubre de 1945.

[3] Nota. “Nuevo nombre para un tramo de una de las avenidas más importantes del municipio”. Extraído de https://www.diariopopular.com.ar/quilmeno/se-llama-kirchner-un-tramo-mitre-n53110

[4] Debemos recordar que tras la crisis del 2001 su credibilidad mostraba una plena decadencia al grito de “que se vayan todos…”.

[5] Previamente a las elecciones legislativas del 2005 el intendente Juan José Mussi había mostrado apoyo al sector del peronismo representado por Duhalde, enfrentado este con el kirchnerismo. Ya para las elecciones presidenciales del 2007 el intendente de Berazategui presentaba su apoyo Cristina. Morales. J. (2007) «No hablo más de política con Duhalde». Recuperado de https://www.lanacion.com.ar/politica/no-hablo-mas-de-politica-con-duhalde-nid931560/ (último acceso agosto 2022).

[6] Anónimo (5 de noviembre del 2010). “Gracias Berazategui”. La Palabra. P. 1

[7] Cristina Fernández de Kirchner presente en el cincuentenario de Berazategui a los pocos días del funeral de su marido. Extraído de https://www.clarin.com/gobierno/Cristina-tribuna-Berazategui-volvio-criticas_0_ry2XOC9pPme.html

[8] En un principio esta profesión la llevó adelante desde el exterior durante el gobierno de Rosas –una de sus antítesis en la historiografía argentina–. Esta misma situación se repitió con la llegada de Urquiza al poder, nuevamente el exilio fue en Montevideo donde fundó el diario Los Debates (1852).

[9] Recuperado de http://200.9.244.76/nacion.htm (último acceso agosto 2023)

[10] Espósito, N. (2022). “La IGJ determinó que Esmeralda Mitre es dueña de una parte de La Nación”. Recuperado  https://www.tiempoar.com.ar/informacion-general/la-igj-determino-que-esmeralda-mitre-es-duena-del-20-de-la-nacion/ (último acceso julio 2022)

[11] Martha Rodríguez (2010) hace referencia a “recetas de los revisionistas” donde desde una visión algo conspirativa se construye un relato en el que se culpabilizan a determinados sectores que vencieron, por lo que oprimieron y oprimen aún al pueblo; permitiéndonos ver que existe “otra historia, la verdadera” (p. 129).

[12] Según Martha Rodríguez (2010), durante la primera década del siglo XXI hubo un importante auge de los escritores que hacían una revisión de la historia argentina intentando dar respuestas a un país que intentaba salir de la crisis.

[13] Nota. Las esquinas Kirchner y Mitre: uno de los cruces más transitados de Berazategui. Autoría propia.

[14] Es secretario actualmente del Concejo Deliberante, cargo que ocupó en el año 2010 al momento de la sesión que decretó el cambio de nombre de la calle.

[15] Yamila Carrizo, integrante de la Juventud Peronista: “(…) Es un honor que una de las avenidas más importantes del distrito lleve el nombre de este patriota, que vino a cambiarnos la vida a todos los argentinos.” Anónimo (1 de diciembre del 2010). La calle Mitre desde 14 a la 58 se llama “Presidente Dr. Néstor Kirchner”. Perspectiva Sur. P. 7.

[16] Integraba el bloque oficialista siendo la Vicepresidenta 1ª, pero para el día de la sesión ocupó el cargo de Presidenta (interina), firmando con este título la ordenanza.

[17] No he conseguido los nombres de quienes votaron a favor y quienes se abstuvieron porque no pude tener acceso al acta. Esta última fue descripta por el secretario Osvaldo Acuña cuando me entrevisté con él.

[18] Fue una concejal que ingresó al Concejo Deliberante en el 2007 por el bloque de la Coalición Cívica Ari, pero que al tiempo –para mediados del 2010- se separó de dicho bloque por diferencias con el partido, creando su propio bloque SI (Solidaridad e Igualdad).

[19] Exsecretario general del Círculo de la Prensa de Berazategui. Actualmente columnista de El Cohete a la Luna.